Función de diseño.

COMUNIOCATIVA

Una de las peculiaridades del hombre como especie consiste en haber creado, en el marco de su cultura, una serie de extensiones de su organismo, una serie de instrumentos de lo más diversos. Estos actúan como reguladores o sea como mecanismos de adaptación o supervivencia, que el sistema social interpone entre el individuo y el medio ambiente natural.

Dichas extensiones comprenden, por una parte, reguladores dinámicos, como son los utensilios domésticos, herramientas, máquinas, o aparatos producidos por el hombre (en un sentido muy general). Incluyendo también el lenguaje verbal mismo y las otras formas de representación o expresión, en la medida en que se trata de extensionesde la experiencia humana sobre el mundo y en consecuencia, extensiones de la capacidad de comunicación.

Por otra parte comprenden a los llamados reguladores estáticos. Los que abarcan desde por ejemplo la vestimenta, entendida como prolongación de la piel, barrera sexual y signo de status social, teniendo en cuenta que es una partede la fachada personal que presentamos a los otros, hasta la organización espacial producida por el hombre en el marco de cierta estructura social y que constituye el escenario en que se desarrollará su conducta.

A esto debemos añadir la constatación de que toda cultura supone la generación de conductas y objetos materiales, en sentido amplio, cuya producción y uso responden a una determinada estructura de relaciones sociales. Dicho de otra forma, aquellas conductas y objetos adquieren su valor como tales por el hecho de poseer cierto significado o función cultural, por el hecho de ser fruto de determinadas necesidades o exigencias sociales (de los individuos o de una sociedad particular).

Precisamente es la producción, uso e intercambio de conductas y artefactos, entendidos como significados culturales, lo que permite el funcionamiento e integración del sistema social.

En definitiva, el tipo de estructura social y de extensiones de que dispone una cultura, se nos muestran como las dos caras de una misma moneda.

La idiosincracia de los sistemas de representacción, los objetos, los instrumentos, y la organización espacial estándeterminadas por la particular estructura de relaciones sociales que los engendra. Y por su parte, estas extensiones son las responsables del funcionamiento, mantenimiento y transformación de la estructura social en cuestión. (Bailly, A.S.,1979); Baudrillard, J. 1972; Marcé, F. 1987, 1983; Mead, G.H. 1972; Proshansky, H.  1978).

El individuo sobrevive gracias a su adaptación a una estructura social determinada, con sus componentes materiales yde conducta, o sea que sobrevive como parte de cierto ecosistema. Observemos que el ecosistema social urbano, propio de la sociedad industrial avanzada, y al que se debe adaptar el hombre actual, prácticamente es en su totalidad, obra de él mismo.

Veamos qué abarca en concreto este entorno urbano, este conjunto de señales, signos y símbolos, fundamentalmente visuales, producido por el hombre. Por una parte tenemos la enorme densidad de imágenes transmitidas por los medios de comunicación de masas a cuyo bomardeo está sometido constantemente el individuo de las sociedadesdesarrolladas: cine, vídeo, televisión, fotografía, comics, prensa, carteles y vallas publicitarias o propagandísticas,spots publicitarios, diversos tipos de ilustraciones, logotipos y anagramas comerciales y otros productos de DiseñoGráfico en general como los sistemas de señalización y orientación urbana.

Si bien todos estos elementos citados tienen un valor fundamentalmente simbólico, algunos de ellos, y especialmente los últimos a los que nos hemos referido, también esconden una intencionalidad pragmática (en el sentido de praxis).

Esto me permite pasar a considerar aquellos otros componentes del entorno visual urbano, con una función primariade carácter práctico, a pesar de que ésta necesite, para hacerse efectiva, la intermediación de una función secundariade carácter simbólico. Nos referimos al conjunto de herramientas, utensilios y objetos de todo tipo —de uso cotidiano y personal, objetos artificiales en general, así como también al entorno arquitectónico— urbanístico y microarquitectónico (mobiliario urbano, equipamiento e interiorismo) donde se funde lo simbólico y lo material, donde interactúan y se complementan la representación simbólica y la acción -conducta. Se trata, en resumen, detoda la serie de productos del Diseño industrial y ambiental.

El individuo reacciona y se adapta a este entorno urbano, descifrándolo como si se tratara de un lenguaje, fruto de la interposición de sus propios filtros de recepción, o sea gracias al significado cultural y psicológico que los componentes del entorno en cuestión tienen para él. Y además estos componentes, como ya sabemos, son producidos en función de aquellos sistemas de significados, actitudes o necesidades propios de la cultura implicada. (Bailly, A. 1979; Marcé, F. 1987; Moles, A y otros, 1974; Proshansky, H y otros,  1978).

En lo que respecta a las imágenes vehiculadas por los medios de comunicación social, resulta relativamente fácil deentender, de manera profana, su carácter de mensajes transmitidos por la cultura a los individuos, como parte de sufuncionamiento.

Se acepta comúnmente que aquellas imágenes se basan en ciertos lenguajes de representación utilizados por los sistemas procesadores de información humana.

En cuanto a los utensilios u objetos en general y al entorno físico artificial se hace más difícil aceptar su carácter demensajes. Esto se debe por una parte a que, a pesar de que existe una importante tradición científica al respecto, ésta ha estado menos divulgada popularmente que lo que ha estado en el caso de las imágenes.

Por otra parte, y de mayor importancia, también se debe al hecho de que se trata de métodos indirectos y no verbalesde influir, es decir, métodos indirectos de comunicación, de transmisión de información. Pensamos en el Diseño o en la mera exhibición de objetos, destinados a persuadir o a seducir, ya sea con respecto a cierta línea de actuación posible o a la transmisión de cierta «imagen» de su poseedor. O bien pensamos en la manipulación de la organizacióndel espacio (Diseño de interiores, Arquitectura y Urbanismo) destinada a regular el tipo de interacción o de actuación posible de su seno.

De la misma forma que sucede con las imágenes los componentes del entorno material se nos muestran, pues, como elementos transmisores de información, como mensajes. Producen determinada influencia sobre sus receptores-usuarios, porque afectan a su conocimiento, creencias, emociones o conductas. Y ellos mismos han sido producidos en parte consciente, en parte inconscientemente, en función de aquellos efectos.

Esto significa que el medio físico se nos aparece como un sistema de significantes y significados, es decir, como un lenguaje. Significa que la organización o estructuración del entorno puede ser estudiada como un lenguaje y estudiada como tal por sus usuarios o productores. Significa que podemos hablar de un lenguaje de los objetos o del entorno, igual que hablábamos de un lenguaje de la imagen. (Bailly. A. 1979; Eco, U. 1978; Marcé F. 1987; Moles, A. 1975; Proshansky, H. y otros. 1978). Significa en definitiva, que todos los productos culturales que hemos mencionado, tanto si poseen una función material o sólo simbólica, tienen en común una dimensión estética, poética o retórica, propia de todo lenguaje. Esta dimensión sirve para posibilitar su efectividad como mensajes: ya sea facilitando el ejercicio de la función práctica implicada, la inteligibilidad del mensaje, o la persuasión o seducción del receptor, respecto de la aceptación o disfrute de los significados transmitidos o de las funciones a realizar.

Y esto supone en último término, por una parte, que podremos recurrir a modelos y métodos paralelos, tanto para estudiar la efectividad del lenguaje de las imágenes, como para el de los objetos. Y por otra parte supone que aquel estudio de las relaciones entre estructura del mensaje y respuesta del receptor será de capital importancia para el diseñador dedicado a proyectar los mensajes en cuestión.